El maestro, considerado por la
Pedagogía Tradicional poseedor de todos los saberes es cada día un mejor
aprendiz; los cambios en la dinámica social sobre el uso de la información
científica y sobre todo de la tecnología de la información ha supuesto una
verdadera revolución para quienes se dedican profesionalmente a la enseñanza.
A finales
del siglo pasado la UNESCO creó una comisión de expertos para estudiar cuáles
serían los pilares de la educación para el siglo XXI, después de un interesante
informe (Delors, 1986) esta comisión concluyó que los cuatro pilares de la
educación debían ser:
Aprender
a conocer. Dirigido
más que al conocimiento mismo, a los recursos para obtenerlo, procesarlo,
reconstruirlo y emplearlos. Este supuesto cambia el rol del maestro de
transmisor, organizador y director del aprendizaje de sus alumnos a un sujeto
que ofrece, participa, sugiere vías, antepone el cómo al qué..
Aprender
a hacer. Este
pilar es un reto para la escuela y en particular para los docentes, ya no es
trasmitir rutinas de prácticas aprendidas y consolidadas, es enseñar al
estudiante a enfrentar el reto de hacer cosas para solucionar las demandas de
su vida cotidiana, en una sociedad dinámica y en constante transformación, el
mercado del trabajo se mueve, la innovación tecnológica cambia el papel
asignado al obrero tradicional o al profesional estático; es quizás este el más
complicado reto del docente del siglo XXI, el movimiento de lo general a la
especialización y el nuevo alejamiento de la superespecialización hace que el
aprender a hacer este indisolublemente ligado al aprender a conocer.
Aprender
a vivir juntos, aprender a vivir con los demás. Contradictoriamente a lo esperado
el desarrollo de la tecnología de la comunicación, la globalización y la
proliferación de organismos internacionales en pro de la sociedad global no han
resuelto los problemas relacionados con la convivencia armónica y civilizada
del hombre en el contexto contemporáneo. Se espera que la Escuela enseñe a
descubrir al otro, a convivir con los demás, a trabajar en proyectos comunes,
conocerse a sí mismo, conocer al otro, aceptar la diversidad y reconocer la
interdependencia necesaria, fomentar las relaciones de empatía debe estar en la
mira del maestro.
Aprender
a ser. En este
mundo cambiante poner la inteligencia, la creatividad y al individuo como
centro es necesario, solo así se enfrenta la normalización aplastante que
impone la globalización, la tecnología y las políticas educativas.
Ante los
pilares de la educación para el siglo XXI, planteados desde el año 1984, los
cuestionamientos son: qué maestro debo formar? o suponemos que este recién
egresado de una carrera de Ciencias de la Educación ha de entender por si solo
qué cambios debe introducir a un sistema generalmente rígido y
estandarizado?
RETOS DEL MAESTRO EN EL SIGLO XXI.
1.
Aprender a conocer de su ciencia, de su práctica y de su oficio, cada
oportunidad frente al aula es un espacio de aprendizaje, su vida debe ser un
continuo camino de superación; la búsqueda constante, la lectura, el estudio
han de acompañarlo cada día de su magisterio.
2. Las
habilidades pedagógicas, las competencias didácticas, se desarrollan y ese es
el hacer del docente. Cada niño, adolescente, joven es una personalidad única e
irrepetible, es un ser humano de opciones, entonces haga de su práctica un
espacio para el desarrollo del otro.
3. El
amor a la profesión es una constante bastante presente en la vida de los maestros,
eso es un reto diario: disfrutar de esto a lo que me dedico, la sensibilidad de
los niños capta eso y la perspicacia de los adolescentes y los jóvenes lo
descubre. Cuando el maestro es un sujeto que disfruta enseñar, participar,
guiar, colaborar, acompañar a sus alumnos en los redescubrimientos de su
materia, será más auténtico y más humano.
4. En
Teoría Curricular se maneja el término "currículo oculto", pues en
este considerado "lo que no está Explicito" el docente debe trasmitir
empatía, tolerancia, respeto a la diversidad, autenticidad y sentido de
responsabilidad con el futuro del mundo.
Esos son
los retos del maestro para este siglo.
Violeta F. Rodríguez P.
Junio/2020
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